
Molina de Segura (Murcia), 1953.
Madre y ama de casa. Vida trashumante (Suiza, Córdoba,
Lérida, Murcia, Marruecos, Albacete...). Por ahora reside
en Pliego (Murcia).
En el tráfago de los días los ojos pierden su
costumbre desveladora. Todos miramos las mismas cosas, pero
no todos ven lo mismo. El sol entre visillos, el vuelo de una
bolsa de plástico en una de esas calles solitarias del
otoño, el insomnio silencioso en un sorbo de café,
el murmullo de unos niños en el jardín
El
mundo posee un trasfondo implicado que escapa a la mayoría.
La poesía, tanto para el poeta como para el lector, establece
clara y distintamente la profunda escisión que existe
entre mirar y ver. El hombre mira el rayo de luz atravesando
las cortinas, el poeta ve un paisaje de la calma. El hombre
mira la basura revoloteando en la calle, el poeta ve la belleza
de lo cotidiano. El hombre mira el tiempo interminable de una
noche interminable, el poeta ve el rostro de la muerte. El hombre
mira unos simples juegos infantiles, el poeta ve el paraíso
que nunca se ha de recuperar.
La poesía se halla entre ese «mirar y ver»,
una zona misteriosa del alma que ni el poeta ni el crítico
pueden definir. Toda explicación de la poesía
es inútil porque pertenece al reino de lo inefable. Escribir
un poema es, pues, la angustiosa y vana pretensión de
hacer visible lo invisible y tangible lo intangible.
Me gustaría pensar, como en épocas pasadas, que
la poesía no es otra cosa que un intento de recuperar
el lenguaje adánico.
En Cuadernos del Laberinto ha participado en la Antología
de poetas contemporáneas ENÉSIMA HOJA y en
ATLAS
POÉTICO. Viajeras del siglo XXI
Antaño caminaba por el mundo dejando el corazón bajo las rocas. ¿Y
tú, donde te hallabas, en qué estrella
remota de la noche te escondías?
Siempre tan lejos, lejos, tan distante como la Vía
Láctea, tan lejos. ¿Cuándo vendrás? Regresa. Los
segundos se suceden; la vida poco a poco se marchita. No vuelvas a alejarte. Acércate
y envuélveme en tu manto, ocúltame, que nadie me contemple. Envuélveme
en tu manto y no permitas que otros ojos se miren en tus ojos. |