Un día de lluvia, una estación
de tren, un banco en el metro, pero también una playa
vacía y un día de sol. Allí he leído
las palabras que fluyen como un río de Pablo Neruda,
me he rendido ante Salinas, Cernuda y Guillén; me he
emborrachado con Verlaine y Rimbaud, sin olvidar a Withman y
Dickinson. No he abandonado nunca el castellano pleno de José
Hierro, de Gil de Biedma, de Carlos Edmundo de Ory, de Claudio
Rodríguez, de José Ángel Valente. Y sigo
pensando que Leonard Cohen es un poeta que se ha atrevido a
cantar. Confieso que a mí también me hubiera gustado
cantar palabras.
La poesía me ha acompañado desde mi juventud en
las tertulias literarias dirigidas por el poeta Joaquín
Fernández, quien me permitió conocer a José
Hierro, Francisca Aguirre y Félix Grande. Mi atracción
por la poesía y la literatura me llevó a entrevistar
como periodista a Miguel Delibes, Gonzalo Torrente Ballester
o Agustín García Calvo a cuyas clases de latín
acudía como oyente. Frecuenté las tertulias del
Café Manuela de Malasaña y de todo ello guardo
un recuerdo vivo ahora que me expreso día a día
en una lengua que no es la mía.
Nació en Astorga (León),
pero vivió en Madrid desde los nueve años. Es
periodista y ha trabajado en RNE y RTVE. Es, asimismo, doctora
en lingüística aplicada a la enseñanza de
la lengua por la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid y
actualmente vive en Italia donde trabaja como profesora en la
Universidad degli Studi di Trento.
En prensa escrita ha formado parte del equipo de redacción
de varias revistas y ha sido jefe de producción de Arena
Internacional del Arte y redactora jefe de la revista Diseño
Interior. Ha colaborado con diversas publicaciones periodísticas
y sigue colaborando con la revista Claves de la Razón
Práctica. Ha sido responsable de la página
de reseña de libros de la revista Dunia.
Como poeta ha escrito desde su juventud y ha publicado en la
revista Amén, en las antologías Laberinto
breve de la imaginación, Me
gusta la Navidad. Antología de poesía navideña
contemporánea (2016), Enésima
hoja (2012) y Bajo la estrella, el viento (2016).
En 2016 ha publicado Doce
meses y un día, un poemario en el que se
ponen al descubierto cada una de las estaciones, con sus peculiares
cambios, y en sus variadas naturalezas muestran las diversas
facetas de un ser que, mediante las palabras que no busca, sino
que a él mismo le atrapan, es capaz de apreciar un nuevo
universo, desposeído de las pesadas cargas de la realidad
sumisa.
ÁFRICA Era una noche de niños silenciosos, bocas sin leche
que sólo callan cuando las enmudece el miedo urgente de convertirse
en presas. Había animales leyendo el terror, husmeando la sal de
labios sin voz y las lágrimas resecas de ojos insomnes. Soñaban
las madres orfanatos infinitos, moscas indiferentes sobre la piel oscura
de sus hijos. El silencio era un sólido salvaje con greñas
doradas de león que se escuchaba complacido. Había cuerpos
jóvenes saqueados por el miedo con labios cosidos y orejas de liebre que
habían olvidado el temblor Atardecía con infinita suavidad y
aquella no podía ser la última noche para nadie. El deber
de la supervivencia cubría uniforme los cuerpos con su olor.
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